Se atribuye a Pericles, eminente político de Atenas en la Grecia clásica, la frase: “El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa está al mismo nivel del que no sabe pensar”. Vivimos en un mundo globalizado, donde la interacción con individuos de diverso origen es constante. Estamos más interconectados que nunca. La capacidad de comunicarse, de expresar ideas con elocuencia, siempre ha sido importante, pero hoy, lo es aún más.

Ser un gran orador marca la diferencia. La competitividad laboral ha alcanzado cotas impensables desde hace algunos años. El número de graduados universitarios se ha multiplicado, pero no así los puestos de trabajo. Por ello, saber comunicar puede convertirte en el candidato idóneo. No hacerlo, puede conducirte a engrosar la lista del paro. La oratoria no es sólo útil para encontrar trabajo, es también fundamental para cualquier ámbito de nuestra vida. Quien sabe expresarse oralmente, sabe escribir, lee y es capaz de ordenar sus pensamientos y procesar la información.

A pesar de la evidente importancia de la oratoria en nuestros días, las instituciones educativas y los políticos siguen omitiendo esta materia en sus planes de educación. Una sociedad que no sabe hablar, es una sociedad carente de conciencia crítica.

Francisco Soto.
Director de 121PR: fsoto@121pr.com